Por: Eliana Largo Vera, feminista, licenciada en antropología.

En este presente difícil y exigente por la pandemia y la crisis social (hambre), comparto estas breves reflexiones a partir de una inquietud o preocupación por lo que escucho y leo últimamente en relación con feminismo, patriarcado, capitalismo y poder…como si se hubiese perdido el hilo de Ariadna, algo así. Un nudo a desenredar, diría Julieta Kirkwood. El saber y el conocimiento se construyen y profundizan de manera personal y colectiva, lo cual nos permite un entendimiento mayor de causas y consecuencias de los problemas y circunstancias que nos afectan como personas y humanidad. Saber es poder. Es por tanto base del trabajo político, de análisis y diagnósticos que facilitan mejores intervenciones y la necesaria retroalimentación. Y es, ante todo, el modo en que podemos identificar lo que es necesario cambiar en nosotras mismas -nosotrxs mismxs-, socializadas en el patriarcado, un tipo de organización social jerárquico naturalizado. 

No correspondería enunciar capitalismo y patriarcado como si fuesen un orden  o sistemas paralelos que están vinculados, imbricados, que se entroncan, como se señaló más de una vez en taller reciente de la Red Chilena contra la Violencia Hacia las Mujeres; tampoco correspondería decir, por ejemplo, ‘capitalismo patriarcal’, el capitalismo es de suyo patriarcal. El capitalismo es una deriva perfeccionada de la primigenia organización patriarcal en tanto releva y actualiza sus orientaciones valorativas: la autoridad y el poder para la apropiación y dominio de bienes y personas. Desde los pastores nómadas hace miles de años –pater familias, propiedad privada-, a los primeros griegos que sobre la base de tal organización nos legaron las nociones de democracia que conocemos en occidente: público/privado; ciudadanos/esclavos y mujeres, etc. De allí el orden de género hoy global (no el único orden, según han mostrado otros pueblos o culturas): “La diferencia sexual es la primera marca naturalizada de la desigualdad en las sociedades patriarcales. Aprehendida y digerida desde que nacemos, es transversal a la clase social, la raza, la etnia, la edad y la orientación sexual, entre las principales diferencias que jerarquizan a las personas según la norma modélica: el UNO / masculino-blanco-adulto-heterosexual-occidental” (p.8) 2.  

Ser feminista radical es ir a la raíz de tal ‘orden’ y querer desbaratarlo. Y en eso hemos estado en tanto feministas, de distintas maneras, en un movimiento que crece y se expande también globalmente. ¿Y cómo lo hacemos?, haciendo ejercicio de poder desde organizaciones, redes, movimiento. Por lo mismo, me resultan chocantes o inconsistentes las expresiones que lo enuncian de modo tradicional: “el poder”, como si este fuera uno, único, omnímodo, en la cúspide. “Han conquistado el poder” dice Luna Follegati, historiadora y filósofa feminista3, habría que ponerle apellido a ese poder (de la toma de decisiones, por ej). No hay un solo poder. “El poder no está en una cajita que alguien se la apropia”, decía Julieta siguiendo a Foucault, “el poder se ejerce”. No es algo que esté ‘fuera’ de las personas, como la cumbre de una montaña que se conquista.

Obreras y anarquistas de principios del siglo xx hicieron ejercicio de poder desde sus organizaciones (primeras mutuales que originaron los sindicatos), aunaron cuestiones de clase y género -no existía este concepto-, y tuvieron periódicos propios como La Palanca y La Alborada (1905 y 1908), sin tener educación formal. En 1949, el MEMCH, movimiento nacional pluriclasista logró el derecho a voto universal para las mujeres. En dictadura hicimos ejercicio de poder desde el feminismo que resurgía: “Democracia en el país y en la casa”. En 2018 las tomas feministas de universidades constituyeron un potente ejercicio de poder ante el abuso sexual y la desigualdad, lo cual sigue afectando no solo a las mujeres sino a toda persona que desoiga el mandato de la heterosexualidad obligatoria. Tales tomas no habrían sido posibles sin una vasta historia de rebeldía, de reflexión-acción, de pensamiento feminista.

El que Segato hable también del poder en términos tradicionales es algo que no encaja. En la misma entrevista le preguntan: “¿Entonces el feminismo apunta al verdadero corazón de la estructura patriarcal que sostiene el orden de las cosas?”.  ¡Por supuesto! –responde-¡Y esto el poder lo sabe! El poder entiende que el feminismo que no tiende al poder puede desestabilizarlo todo. Por eso hay que tener cuidado con cierto feminismo que es patriarcal, es un feminismo que tiende al poder”.  El modo de enunciarlo es que percibe el poder como uno solo. 

Pienso a la vez que no existe el feminismo patriarcal sino feministas con prácticas patriarcales, es parte de la historia vivida y actual, de la (de)formación y la autorreflexión. Según Elena Caffarena, “las instituciones femeninas tienen que ser autónomas, y dentro de la situación de autonomía tienen que llegar a ciertas esferas de poder para realizar sus conquistas. Pero, las mujeres dentro de 1os partidos tienen que seguir una línea determinada y eso les impide tener independencia para plantear sus problemas (p.106)4”. Problemas de las mujeres -y de otres, hay que decir-, problemas con el orden social. El feminismo es permanente ejercicio de poder desde la horizontalidad de vínculos que se extienden y profundizan más y más, horadando territorios patriarcales, por lo mismo se lo ve como una amenaza. “La reacción violenta de los de siempre es la medida de lo que estamos avanzando”, dice la propia Segato. No es el espacio aquí para profundizar en la cuestión del poder, tampoco en la dicotomía autónomas – institucionales donde hay harto paño que cortar. Namasté.
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*Rita Laura Segato entrevistada en https://www.elsaltodiario.com/feminismos/rita-segato-hay-que-demostrar-hombres-expresar-potencia-violencia-senal-debilidad
2 Esto escribí en el libro Calles caminadas, anverso y reverso (2014), que contiene las entrevistas completas a 36 feministas históricas y contemporáneas que participaron en el documental Calles caminadas (en youtube). El libro está disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-127546.html
3 https://www.bibliotecafragmentada.org/wp-content/uploads/2019/12/El_feminismo_en_entredicho._Preguntas_co.pdf
4 Diamela Eltit, Crónica del sufragio femenino en Chile. (1994). Disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9447.html