El Día Internacional de la Mujer es una fecha conmemorativa de la lucha de las mujeres por sus derechos y su autonomía. Cada 8 de marzo recorremos los pasos de las compañeras que nos precedieron, que abrieron caminos por una vida  mejor, más libre para niñas y mujeres.








8 de marzo Día Internacional de la Mujer,Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres


El Día Internacional de la Mujer es una fecha conmemorativa de la lucha de las mujeres por sus derechos y su autonomía. Cada 8 de marzo recorremos los pasos de las compañeras que nos precedieron, que abrieron caminos por una vida  mejor, más libre para niñas y mujeres.

En días como hoy recordamos a Eloísa Díaz, a Violeta Parra, a Gabriela Mistral, a Elena Caffarena y a tantas, tantas otras que nos enseñaron que las cosas podían ser distintas y que valía la pena pelear por nuestro lugar en la historia, por reconocernos como sujetas pensantes, activas, transformadoras de nuestra sociedad y cultura.

Históricamente los movimientos de mujeres y feministas hemos organizado actos de movilización para poner en lo público las propuestas, denuncias, demandas y caminos que tomar para construir una sociedad anti-patriarcal, que no nos violente, que no nos inferiorice ni quiera sumisas, que no nos excluya sino todo lo contrario: que se erija como un espacio abierto e integrador donde nos sintamos seguras, donde se reconozca nuestro protagonismo y participación, libres de discriminaciones, dueñas de nuestras vidas, de nuestras decisiones y de nuestros cuerpos.

No hay año que sea fácil. El panorama para nosotras las mujeres continúa siendo complejo. No llevamos ni tres meses de este 2017 y ya son 11 femicidios y un suicidio femicida. Pero seguimos luchando contra estereotipos sexistas, roles de género, experiencias de acoso, abuso, violación o maltrato. Contra la doble jornada y las desigualdades dentro y fuera del hogar; contra un Estado y unas instituciones educacionales, comunicacionales, eclesiásticas y otras que nos consideran ciudadanas de segunda categoría y nos creen incapaces para gobernar nuestro primer espacio en el mundo: nuestros propios cuerpos.

Somos fuertes y fuerte también es la convicción de que esta sociedad, las relaciones de poder, los “deber ser” pueden ser deconstruidos. Así como el machismo se aprende, puede ser también cuestionado y desaprendido. Para allá vamos cuando en liceos, colegios y universidades las estudiantes se han organizado para exigir educación no sexista y para denunciar el acoso y el abuso sexual, aún cuando sus agresores muchas veces están blindados. Hacia allá nos dirigimos cuando las organizaciones, como siempre, hemos generado discusión y acción para contribuir a la eliminación de la violencia contra las mujeres. Hoy la sociedad reacciona, ya no estamos dispuestas a aceptar la misoginia. La identificamos, la repudiamos y la rechazamos.

El proceso de concientización de las mujeres de antes y de ahora ha sido potente, y por las que fuimos, las que somos y las que seremos, en acuerdo con la gran Rosa Luxemburgo, seguiremos luchando “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.