Por Resueltas del Valle

Magyorie, oriunda de Huasco, desde niña sufrió la discriminación de sus pares, el estigma de la escuela e inclusive el rechazo de su familia. Todo esto por ser diferente, distinta y singular, nadie comprendió las necesidades educativas especiales que presentaba, asociado a capacidades intelectuales distintas. Ninguna institución prestó apoyo a su madre, para brindarle orientaciones y desarrollar herramientas que le permitieran poder sopesar las múltiples necesidades que requería.

A su familia le quitaron sus cuidados y fue el Estado quién se hizo cargo de ella desde los 8 años hasta cumplir la mayoría de edad. En todo ese tiempo se resguardó toda la información sobre Magyorie; La madre solo podía visitarla, pero el recinto, a cargo de Sename, nunca le entregó detalles de la vida de su hija.

Magyorie estando bajo la custodia del Estado, fue trasladada a una Residencia de “protección” en Freirina; Sería en este lugar, donde ella sufriría más vulneraciones y bajo este contexto conocería la droga y se haría adicta a esta, además del diagnóstico de sifilis, una enfermedad de contagio sexual (ETS). En el mismo supuesto “hogar de protección” comenzó a hacer vida de calle, siendo comercializada sexualmente por hombres adultos que se aprovecharon de la vulnerabilidad de esta joven, abusándola y violándola a su antojo.

A Magyorie la mataron mucho antes de que Nicolás Rivera, su pareja femicida decidiera terminar con su vida. A Magyorie la mataron las instituciones ante su silencio cómplice, la mató el Estado al no brindarle el resguardo que necesitaba, la mató la sociedad indiferente ante alguien distint@. La discriminación sistemática en su corta vida, hizo que Magyorie cayera en la droga, la prostitución, los abusos y terminara en manos de un femicida.

No queremos más Magyories en Chile. No queremos que el silencio cómplice de las instituciones avaladas por un Estado discriminador, machista y patriarcal sigan replicando políticas públicas ineficientes y retrógradas, que sólo ayudan a perpetuar vulneraciones y desigualdad, siendo siempre las y los más desprotegidos quienes sufren.

¡JUSTICIA PARA MAGYORIE!