En un nuevo episodio de Mujeres en Sintonía, conversamos con Alondra Carrillo, integrante de la Coordinadora 8M, sobre el actual contexto político en Chile y América Latina y los desafíos del movimiento feminista en un escenario de avance de ideas fundamentalistas y fascistas.

El fascismo es una ideología totalitaria que ofrece rasgos comunes para enfrentar situaciones de crisis en el mundo. Sus consecuencias se vivieron con dureza durante los regímenes totalitarios que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial y también en América Latina durante las décadas de los ’70 y ’80, a través de sangrientas dictaduras cívico-militares cuyos resabios permanecen hasta hoy en países como el nuestro.

El actual contexto de resurgimiento de ideas fundamentalistas y derechamente de corte fascista – que expresan odio explícito hacia mujeres, niñas, migrantes, minorías étnicas, disidencias sexuales, etc. – ha puesto en alerta al movimiento feminista que paralelamente se ha tomado las calles del continente por la erradicación de todas las formas de violencia machista.

En el programa radial de la Red Chilena contra la Violencia hacia las mujeres estuvimos junto a Alondra Carillo, feminista integrante de la Coordinadora 8 de marzo, analizando el panorama actual y ahondando en el rol del movimiento feminista frente a estas tendencias violentas cada vez más incipientes.

“Contra toda forma de dominación: FEMINISMO”  

A juicio de Alondra, una de las características del movimiento feminista ha sido “mostrar la complejidad de las opresiones y manifestaciones de dominación que atraviesan nuestras vidas”, y al mismo tiempo poner el feminismo como “forma de acción política compartida que nos permita ir haciendo frente a esa multiplicidad de opresiones y manifestaciones de opresión”.

La activista sostuvo que la aparición de este movimiento, capaz de aglutinar masas, en paralelo a la emergencia de grupos ultraconservadores “son dos caras de un mismo proceso de crisis mundial que lo que está haciendo es, de manera cada vez más aguda, precarizar a sectores cada vez más amplios de la población”.

“Hay ahí dos tendencias: una que afirma la competencia entre los trabajadores, discursos de exclusión que plantean que ante un escenario de crisis las respuestas pueden ser proteger a algunos pocos y, por otro lado, vemos un feminismo o una regeneración de las apuestas transformadores a través del feminismo que, por el contrario, intenta tender puentes de solidaridad al interior de este pueblo, de esta clase golpeada”, aseguró Alondra.

En esa misma línea, la integrante de la Coordinadora 8M sostuvo que “no se trata de que el fascismo aparezca como una respuesta antagónica ante el avance del feminismo, que en el fondo es una forma más de decir que nosotras siempre tenemos la culpa, sino que son dos expresiones políticas de una misma situación”.

Frente a diversos discursos de izquierda y progresistas que han apuntado al movimiento feminista como “responsable” de la apropiación de ideas fascistas en sectores populares, Alondra señaló que “es necesario hacer un proceso de crítica radical respecto de cuáles son las condiciones que hacen posible que esto ocurra”.

“La emergencia de los fundamentalismos no se debe simplemente a que un sector de la población se desorientó y de pronto estas cuestiones le hacen sentido, sino que hay un terreno concreto cotidiano que hace que las personas encuentren ahí  cosas que no encuentran en otros lugares y eso tiene que ver con los efectos acumulados de las políticas económicas que han regido nuestro continente en el último tiempo”, aseguró.

Por último, la activista se refirió a los desafíos del movimiento feminista actualmente, asegurando que “la tarea es constituirnos como movimiento feminista en una amenaza para quienes quieren mantener las cosas tal como están (…) la tarea de articularnos está pendiente y se torna aún más urgente a la vista de lo que está ocurriendo en nuestro continente”.

“Tenemos que tener un lugar porque somos parte de los sectores oprimidos, porque somos parte de los sectores explotados y eso es lo que nos hace tener la posibilidad de ser portadoras de una capacidad, la capacidad de regenerar aquello que se estaba descomponiendo precisamente por la reproducción de la violencia machista al interior de las organizaciones del pueblo, por la invisibilización de nuestra capacidad de trabajo, por nuestra relegación a un lugar secundario y ahí el feminismo  está abriendo horizontes transformadores donde parecía no haber nada”, cerró.

Escucha el programa completo a continuación: