El lanzamiento de la décimo novena versión de la campaña “¡Cuidado! El Machismo Mata”, tiene por afiche central “La ultraderecha quita derechos. ¡Que no te engañen!”. Una consigna que pone en alerta a toda la sociedad, sobre la instalación de un sector político que niega la consolidación de los cambios necesarios para la transformación de las relaciones desiguales del sistema sexo-género. Más aún, pretende retroceder y enterrar lo alcanzado. 

Los sectores conservadores se han opuesto sistemáticamente a la ampliación de derechos para las mujeres y disidencias. La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres afirma que la ultraderecha quita derechos porque así lo han demostrado: en Argentina, la eliminación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades representa un retroceso institucional de casi cuarenta años; en Brasil, Bolsonaro utilizó la institucionalidad y la difusión de contenidos falsos en contra de la democracia, además de un intento de golpe de Estado azuzado por él y sus cómplices; mientras que en Estados Unidos, la anulación de la decisión de la Corte Suprema conocida como Roe vs Wade, dejó a criterio de cada Estado la legalidad o ilegalidad del aborto. 

Como proyecto político, la ultraderecha no se limita a partidos o instituciones: también busca permear a nivel comunicacional y cultural. Una de sus banderas de lucha, es una “agenda moral” que discute como “valóricos” asuntos como el aborto, salud trans o eutanasia, pretendiendo negociar con nuestros derechos. Estos no son temas valóricos, son derechos humanos.

Los medios de comunicación, por su parte, inundan a la opinión pública con una idea de seguridad enfocada en lo policial y en el terror al espacio público. ¿Pero quienes están hablando de seguridad? El Consejo Nacional de Televisión devela que al menos un 80% de las voces expertas en canales abiertos son hombres. Miradas que sostienen un enfoque sobre la seguridad que no considera que las mujeres, al menos la mitad de la población, viven violencia principalmente al interior de sus casas. 

Los datos son claros: en 2024 se registraron 50 femicidios, habiendo varios casos más aún por clarificar; Subsecretaría de Prevención del Delito, registra el mismo año, 132.555 casos policiales por violencia intrafamiliar, donde 7 de cada 10 denunciantes son mujeres y 7 de cada 10 agresores son hombres; por otra parte se registraron 58 agresiones sexuales diarias, equivalentes a una cada 25 minutos. A esto se suma el aumento en más de un 78% de los casos de odio a la comunidad de diversidades y disidencias sexogenéricas en relación con 2023; mientras que en los últimos 4 años se registraron 64.500 mujeres y niñas desaparecidas, lo que equivale a 44 denuncias diarias por desaparición.

Este continuo de violencia que hemos denunciado por décadas, lleva aparejado un continuo de resistencias que se manifiesta de distintas formas. Feministas y disidencias sexuales nos articulamos y promovemos la memoria de nuestras luchas persistentes, pese a la penetración del neoliberalismo en las relaciones interpersonales; enfrentamos mentiras y desinformación en el espacio público y en internet, frente a una inteligencia artificial que emerge con sesgos machistas; denunciamos que existe una relación perversa entre las desapariciones de mujeres y niñas, y el avance del modelo extractivista que seca y contamina la tierra ¿Dónde están Tanya, Catalina y Thiare de Atacama? ¿Dónde está Julia Chuñil? Asimismo nos levantamos para denunciar el genocidio del Estado ilegítimo de Israel contra el pueblo palestino, frente a un Derecho Internacional que se ha mostrado impotente al colonialismo.

Ante un mundo que se polariza cada vez más, donde las agendas antiderechos buscan instalarse avasalladoramente, hacemos el llamado a conservar nuestra humanidad, a organizarnos y seguir construyendo en la multiplicidad de espacios que habitamos: en los barrios, en el trabajo, en las escuelas y universidades frente a la depredación neoliberal, frente a la ultraderecha; teniendo siempre en cuenta que las necesidades de mujeres y disidencias sexuales trascienden a las coyunturas electorales. Hemos de mantenernos unidas por la defensa de los territorios, alerta por la defensa de nuestras vidas, y articuladas junto a nuestras compañeras, vecinas, hermanas y amigues, defendiendo la alegría y organizando la rabia. 

¡La ultraderecha quita derechos, que no te engañen!


Fotografía: Kenny Palma @Kennyfotosport en Instagram