Sandra Palestro

Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

Seminario Internacional Hacia una Educación No Sexista, organizado por Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

21 de octubre de 2016, Santiago

Educación sexista en el continuo de violencia

La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres en su larga trayectoria, junto a varias organizaciones feministas, ha identificado, visibilizado y denunciado diversas manifestaciones de violencia hacia las mujeres. Simultáneamente, desde la Red hemos desarrollado ha desarrollado un proceso tendiente a advertir la conexión entre estas manifestaciones de violencia, relacionando el golpe propinado por la pareja o el pololo, con la agresión sexual perpetrada por familiares, conocidos o desconocidos, con el acoso sexual en la calle, la universidad o el trabajo, con los femicidios, con los desiguales salarios, la denegación del aborto, la cosificación de las mujeres en la publicidad, la violencia política sexual, la minoría de mujeres en cargos de decisión, su triple jornada de trabajo y el sexismo en la educación entre ellas, todas como expresiones de un mismo patrón patriarcal que subordina a las mujeres.

La fragmentación obstaculiza la comprensión de la violencia contra las mujeres como un problema estructural de nuestras sociedades. Al ensamblar estos fragmentos que se expresan y reproducen en todos los ámbitos del conocimiento y las prácticas sociales, emerge la dura constatación de que las mujeres vivimos un continuo de violencia y que de una u otra forma nos afecta a todas.

Otro proceso de igual importancia ha sido el de desnaturalizar la violencia hacia las mujeres, y con ello afirmar la convicción de que podemos erradicarla. “NO es natural”, y “NO siempre ha sido así”. En otras épocas y culturas, reveladas por investigadoras feministas, las relaciones humanas han sido armónicas, no de dominación y subordinación. Al biologizar los atributos o características de cada sexo, se oculta su carácter histórico cultural; que son asignados socialmente, y por tanto cuestionables y modificables.

En 2011, en esa verdadera eclosión de los movimientos sociales impulsada por el movimiento estudiantil, con una sorprendente mayoría de mujeres en las dirigencias y vocerías, el movimiento feminista fue parte entusiasta de la movilización general. La Red Chilena incluyó en las demandas estudiantiles de educación pública y gratuita, que esta fuera laica y no sexista, para señalar factores clave en la transmisión simbólica del androcentrismo en la sociedad y en la reproducción de la violencia hacia las mujeres.

En ese entonces, el concepto sexismo no era de uso común, más bien bastante desconocido, aunque es una vivencia social cotidiana en todos los ámbitos. Para el lanzamiento de la Campaña ¡Cuidado! el machismo mata en 2011, en el Paseo Ahumada hicimos una consulta a las y los transeúntes, la pregunta fue simplemente ¿Qué es sexismo? El 40% de mujeres y el 83% de hombres tenía ideas erradas sobre el concepto o no sabía. Las respuestas erradas más notables fueron: ¿mucho sexo? ¿mal sexo?; ¿hombre o mujer demasiado sexy?; ¿mujer prendida/coqueta? ¿puro sexo?

A finales de 2011, en las movilizaciones se veían pancartas alusivas al sexismo en la educación y ahora el concepto está más extendido, aunque es más expresivo en ejemplos concretos que en su definición.

Entendemos por sexismo el conjunto de valores y mecanismos que legitiman formas de dominación basadas en el sexo de las personas y en lo que las personas deciden para su sexualidad. En tanto sustrato cultural el sexismo es contenido fundamental de la auto-identidad, por eso, las personas lo aprenden, lo internalizan, lo adecuan y recrean.

El sexismo en la educación refuerza y reproduce en el imaginario de niñas, niños y jóvenes el orden simbólico patriarcal, que ya viene delineado desde las familias, el entorno cercano y los medios de comunicación.

Hoy compartimos una síntesis del trabajo realizado por la Red Chilena en los últimos años, para proponer la Educación No Sexista como uno de los ejes en el debate por la calidad de la educación.

El sexismo en la vida de las mujeres

Para reflexionar sobre la posición de las mujeres en los movimientos sociales iniciamos un proceso de conversaciones con dirigentas de distintas organizaciones, entre ellas universitarias y secundarias. En la etapa final de estos debates, en 2013, se concluyó que algunas de las dificultades detectadas eran: la desconocida historia de participación de las mujeres en Chile; la difícil posición de las mujeres en los espacios de la política tradicional y en los movimientos mixtos; la necesidad de agruparse en organizaciones propias de mujeres, y la ausencia de los intereses de las mujeres en las demandas y discursos de los movimientos sociales.

La desconocida historia de participación de las mujeres en Chile, resurgió en un encuentro con estudiantes de enseñanza media. En este se proyectó el documental “Historia del sufragio femenino”, que muestra la organización y movilización de las mujeres por conquistar sus derechos políticos plenos. Al preguntárseles si los hechos que narra los habían escuchado en sus clases de historia o los habían encontrado en los textos escolares, solo 4 de 23 estudiantes dijeron conocerlos.

Pero, al parecer este desconocimiento del papel de las mujeres en la historia tenía efectos más profundos. Las estudiantes universitarias dijeron “llegan a la dirigencia más hombres, y las mujeres que lo hacen se masculinizan, entran en el mismo juego”. “Una mujer para llegar a un puesto de poder debe dejar de ser ella para mimetizarse con los hombres”. “La masculinización se da como forma de defensa cuando se está en cargos de dirección”.

Luego, ellas mismas se preguntaron: “¿Hay un referente femenino?”, “¿Qué está socialmente establecido como femenino?”, “La sociedad dice cómo debemos comportarnos y cuando salimos de este esquema nos estigmatizan”.

Es decir, la omisión de las mujeres en la historia tiene consecuencias graves, en el imaginario hay un lugar vacío, sólo se las encuentra en el masculino, como acompañantes o madres.

Así también, señalaron la difícil participación de mujeres en los espacios de la política tradicional y en los movimientos mixtos. Las universitarias dijeron: “No se trata sólo que las mujeres estén en cargos directivos, también tienen que tener conciencia de lo que significa ser mujer”.

Cuestión refrendada por la vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, quien expresó que “el aumento de mujeres en las directivas y vocerías de los movimientos sociales, en el campo laboral y otros, no significa necesariamente un cambio de mentalidad, porque muchas veces están replicando los mismos mecanismos de opresión y de discriminación”.

Ella se refería al actuar de carabineras contra las jóvenes secundarias en las manifestaciones. La reflexión que surge nos remite a la “Igualdad de oportunidades”, es decir, se nos ha abierto a nosotras la oportunidad de acceder a un mundo masculino. ¿Es lo que queremos?

Por su parte, la vicepresidenta de estudiantes de la USACH, expresó que le surge una duda respecto de si existen actualmente relaciones más equitativas entre jóvenes estudiantes, pues le cabe la duda de si fue elegida por sus capacidades o porque ahora es bien visto poner a una mujer en la mesa directiva.

A muchas mujeres les surgió la necesidad de agruparse en organizaciones propias, resultó que 5 de las 12 organizaciones invitadas a los seminarios, eran escisiones de organizaciones mixtas, porque finalmente su voz no era escuchada, sus propuestas eran obstaculizadas y estaban excluidas a la hora de tomar decisiones. Cuestión refrendada por la Presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, para advertir a las mujeres que reivindican espacios exclusivos, pero dentro de las organizaciones mixtas: “los departamentos de Bienestar y Deportes dentro de la CUT tienen mucho más peso que el Departamento Femenino”.

 

La ausencia de los intereses de las mujeres en las demandas y discursos de los movimientos sociales, tiene razones de peso, las estudiantes señalaron que: “la reivindicación de género queda subsumida en otras, por eso no se posicionó el tema de educación no sexista”. Las reivindicaciones de las mujeres pueden ponerse en la lucha política simultáneamente con las reivindicaciones estudiantiles, “pero al establecer prioridades, se posterga”. “Siempre la lucha de género es complemento de otras”.

Respecto de las demandas y discursos de los movimientos sociales, quedó la demoledora constatación de la ausencia de los intereses de las mujeres, del sexismo en los movimientos mixtos, y que no basta ser mujer en cargos para incorporar los intereses de las mujeres en los discursos de los movimientos.

 

Haciéndonos cargo de algunos de estos aspectos, en 2014 nos abocamos a la revisión crítica de cuentos infantiles, y de textos escolares de Lenguaje e Historia de primero básico a cuarto medio, y Biología de primero a cuarto medio, que distribuye el Ministerio de Educación en las escuelas y liceos públicos.

 

El análisis de los textos escolares mostró muchos contenidos sexistas que saltan a la vista y otros tantos que pasan desapercibidos en una lectura común, parcial. Cuando se analizan todos los textos la constatación es brutal, lo que queda es un sedimento de androcentrismo tan naturalizado, que la ausencia y subvaloración de las mujeres pasa sin mayor cuestionamiento; un elitismo tan exaltado, que hombres y mujeres del pueblo no protagonizan más que trabajos arduos y fiestas celebrando triunfos de la aristocracia; una discriminación tan evidente, que los pueblos originarios y la población afrodescendiente cuentan con mínimas alusiones, en ocasiones solo anecdóticas; una sexualidad tan heteronormada, que ni siquiera queda un lugar, una pregunta, una duda sobre su diversidad.   

La frecuencia con que las mujeres estamos presentes en autorías e imágenes, la escasa o nula participación que se nos atribuye en los hechos que se narran, los roles que desempeñamos en el desarrollo de las sociedades, y el uso de un lenguaje masculino universal, dejan la impresión de una desigualdad “natural” en los atributos como especie humana. Estamos invisibilizadas en el acontecer de las sociedades, y de pronto aparecemos como género subordinado reivindicando derechos, lo que nos sitúa en apartados, concedidos como particularidad, como agregadas de última hora. Los protagonistas son otros, los que nos conceden derechos, ellos son los homínidos, los cazadores, los reyes, los descubridores, los inventores, los científicos, los presidentes, los trabajadores: es decir, la historia per se.  

Se podría decir que los textos constatan los hechos y por eso la ausencia de las mujeres, pero es fácil deducir que no es así. Las mujeres hemos participado siempre en el devenir social, en unos roles u otros, en posiciones conservadoras o revolucionarias, más o menos activas o pasivas, simplemente porque somos parte insoslayable de la sociedad.

Más difícil resulta creer, como menciona el texto de Historia de IV Medio (2012), que en el siglo XX “la incorporación de la mujer a la sociedad se vio favorecida por una serie de procesos sociales”, como si antes hubiéramos estado fuera de ella. O comprender el enunciado que encontramos en el texto de Historia de II Medio (2012): “en las mancomunales… se encontraba a mineros, gente de mar, artesanos y mujeres”, un agregado por cumplir, se sabe que había obreras y artesanas. O la explicación que aparece en el texto de Historia de VI Básico, (2012): “la escasa escolaridad de las mujeres las excluyó de la vida política y cultural, también de puestos de trabajo que no fueran la labor doméstica”, se les olvidó que habíamos estado excluidas también de la educación.

Respecto de las referencias bibliográficas utilizadas para la elaboración de los textos escolares, un recuento realizado en 23 de ellos del año 2014, arrojó que solo un 28.9% son textos escritos por mujeres. Esta constatación se logró gracias a una laboriosa búsqueda de los nombres de las y los autores consultados. Extrañamente, se ha masificado el uso del sistema APA para las referencias bibliográficas, que señala el apellido y solo la inicial del nombre de las o los autores, ‘para abreviar’, dicen, lo cual oculta, una vez más, la desigualdad que queremos visibilizar.

La preocupación por el lenguaje utilizado no es baladí, se puede aquilatar en el siguiente ejercicio del Texto de Lenguaje, 5º básico, que señala como encabezado: “todos somos seres humanos, aunque en apariencia somos distintos” y luego indica mirar alrededor y ver como “cada uno de tus compañeros es un niño como tú” Este ejercicio ejemplifica cómo el lenguaje masculino universal no deja cabida a las mujeres, evidenciando una oposición pedagógica en lo que se quiere expresar.

Los efectos de la educación sexista se observan en toda la vida de las mujeres. Desde la autestima, incapacidad aprendida, selección de carreras feminizadas, actividad laboral, los menores salarios y, por ende, pensiones que no alcanzan para vivir.

En síntesis, ya sabemos que el sexismo en la educación produce y reproduce conductas, contenidos, valores y creencias que subvaloran e invisibilizan a las mujeres y que esto opera tanto en el currículum oficial como en el oculto, y en todos los niveles de escolaridad. Así también, que el sexismo está presente en todo el sistema educativo, incluidas las estructuras de dirección, el cuerpo docente y las organizaciones gremiales y estudiantiles en su interior.

La contracara del sexismo en la educación

En 2015, la Red Chilena se planteó la necesidad de comunicar estos conocimientos y compartir reflexiones con personas que han desarrollado investigación o iniciativas prácticas de educación no sexista. También incluyó en la Campaña ¡Cuidado! el machismo mata el mensaje “No hay transformación si se mantiene el sexismo en la educación”.

Diversas iniciativas que enfrentan el sexismo en el sistema educativo son de larga data, otras están en curso y muchas emergen cada día, en distintos niveles y ámbitos, por mencionar algunas:

La historiografía de mujeres, desarrollada durante el siglo XX por mujeres de distintas clases, razas, etnias y sexualidades en todo el continente y el mundo, ha sentado nuevas bases para interpretar los procesos sociales. Ha reconstruido pasajes de la historia desde otros lugares y miradas; que recogen esos miles de pequeños y grandes actos de subsistencia, resistencia, creación y transformación de las mujeres en los procesos históricos.

Una gran contribución a la visibilidad y memoria del papel de las mujeres en la historia que desarrolla el Programa de Género y Equidad de la Dirección de Archivos, Bibliotecas y Museos de Chile (DIBAM) y el programa Letras en Género de la Biblioteca de Santiago, seguramente entre muchas otras.

Existen colegios, cursos, módulos y talleres de educación no sexista, que con gran creatividad comparten nuevas formas de encarar la educación. También es vasta la revisión crítica de textos escolares y cuentos para niñas y niños, y la creación de cuentos infantiles que revelan otras relaciones humanas.

Por otra parte, se ha hecho público el acoso sexual en las universidades; se han pronunciado al respecto muchas docentes; las estudiantes denuncian con mayor seguridad; algunos docentes han recibido sanción e incluso han sido destituidos y se han creado protocolos para la denuncia.

Destacables son la respuesta organizada de las estudiantes del Liceo 1 frente a los dichos degradantes de sus pares varones del INBA y el Barros Borgoño, y las denuncias de discriminación realizadas por las y los jóvenes de orientación sexual diversa en liceos, que han abierto un campo de reflexión en los establecimientos educacionales y en las familias.

Estas iniciativas tienen la virtud de complejizar la comprensión que se tiene sobre la educación como imposición de roles y estereotipos de género, abarcando las múltiples relaciones de poder, como son las de etnia, raza, clase, edad, orientación sexual y nacionalidad, entre otras, que impactan de manera diferenciada en niñas y mujeres.

Así también, estas acciones, entre muchas otras, son relevantes para reconocer que en todo contexto educativo coexisten los procesos de reproducción e imposición de una cultura con los de resistencia y creación de otra cultura; que el trabajo crítico de muchas y muchos docentes, unido al cuestionamiento de ciertos contenidos y prácticas escolares por parte de las y los estudiantes, van abriendo caminos para imaginar nuevos relacionamientos humanos.

Los desafíos

Sin duda tenemos grandes desafíos, pero los enfrentamos en la confianza de que somos muchas, y sabiendo que todas las organizaciones de mujeres, cada una en sus propios movimientos y territorios, están cuestionando el orden impuesto y creando nuevas formas de convivencia.

Requerimos conversar, compartir los aprendizajes que dejan estas experiencias y sintetizarlas en un relato que refleje lo nuevo que traen para enfrentar el sexismo no solo en la educación, sino en todos los ámbitos de la cultura.

Es necesario hacernos cargo de la omisión de las mujeres en el relato histórico, ya no como invitadas de piedra en la historia oficial, sino como co-partícipes en el quehacer de la humanidad. De manera que las niñas y jóvenes encuentren referentes en una genealogía de mujeres rebeldes, que nunca aceptaron pasivamente el modo de vida impuesto. Cuestión ya iniciada en la historiografía de mujeres, cuyas potencialidades estamos explorando actualmente en el Grupo Historia constituido por la Red Chilena.

Rescatar nuestra memoria histórica de luchas como un continuo ¿por qué no considerar lo que hemos acumulado? ¿a quién le conviene que no tengamos memoria y no nos encontremos con nuestras antepasadas y sus expresiones emancipadoras?

Reflexionar y estar alertas de la transmisión sexista en las prácticas cotidianas. ¿Cómo superar la reproducción de un imaginario simbólico sexista?; ¿a qué tenemos que incluirnos? ¿Cuáles serían los referentes?

Compartir con las mujeres latinoamericanas y del Caribe propuestas de educación no sexista, desde nuestra realidad de pueblos originarios y mestiza. Conocer esas experiencias con sus voces, motivación principal de este Seminario Internacional.

Finalmente, instalar el sexismo en la educación en los debates críticos al sistema educativo; en las organizaciones y movimientos sociales, y articular la acción conjunta para potenciar todas las dimensiones de la transformación que anhelamos.