La espectacularización de la violencia que construyen los medios de comunicación ante casos de violencia contra las mujeres llena pantallas, páginas webs y diarios. A partir del caso de Fernanda Maciel, En Mujeres en Sintonía se analizaron las prácticas sexistas de la prensa, evaluando posibles salidas junto a Mónica Maureira, editora de Mujeres en el Medio y docente de la Universidad Diego Portales.

Con el hashtag #TVNTuMisoginiaMata se expresó en redes sociales la indignación de feministas y televidentes que decidieron denunciar a TVN ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), luego de que a mediados de junio, el canal estatal difundiera el informe sicológico de Fernanda Maciel, la joven que estuvo un año y cuatro meses desaparecida, en medio de una deficiente actuación de las autoridades a la hora de encontrarla.


Fueron más de 1.800 las denuncias que se presentaron por el caso, acercándose a los números que acostumbra recibir el organismo de fiscalización dentro de un año. El actuar del canal público fue la gota que rebalsó el vaso dentro de una cobertura que involucró desde videntes hasta la difusión del informe, provocando lo que las conductoras de Mujeres en Sintonía calificaron como una cobertura peligrosa, que no hace más que naturalizar y banalizar los asesinatos cometidos contra mujeres.

Ante la pregunta ¿Cómo sería una cobertura no sexista de la violencia contra las mujeres en medios de comunicación? Antonia Orellana, periodista feminista, planteó que lo primero sería cambiar el foco, que tiende a centrarse en la víctima y su vida íntima, hacia un análisis de la trayectoria del agresor, para ver cómo alguien se termina siendo un agresor de mujeres .“Una cobertura que ejerza fiscalización de los poderes, especialmente de las instituciones del poder judicial, para ver cómo opera la desidia a nivel institucional  cuando se trata de frenar las agresiones contra mujeres”, explica.

Antonia ilustra su idea con un ejemplo, cuando se da el caso de mujeres que son asesinadas poco tiempo después de denunciar: “ahí la reacción debiese ser ir a reportear qué pasó en la comisaria donde denunció, por qué no se envió la denuncia a Fiscalía, por qué no funcionaron las medidas de protección -si es que las hubo-. Esa mirada no es solo no sexista, es el rol del periodismo: fiscalizar al poder. En este momento no se está fiscalizando al poder, se está fiscalizando a las víctimas”.

Violencia machista en horario prime

Mónica Maureira, coordinadora periodística del Observatorio de Género y Equidad planteó que la misoginia que existe en el funcionamiento de los medios de comunicación cala a nivel estructural, permitiendo un ejercicio periodístico muchas veces deficiente. “A ningún periodista se le permitiría el nivel de errores que existe en la cobertura de violencia contra las mujeres, eso no ocurre por ejemplo, con economía”, señala, agregando que eso se nota también en la falta de contexto y profundidad que se alcanza.

Las decisiones que se toman en los medios de comunicación no son casuales. En el caso particular de la difusión de la información personal de Fernanda Maciel, donde el informe sicológico fue anunciado como una exclusiva por el canal con bombos y platillos en su horario estelar, deja en claro la falta de ética periodística.


Para Mónica es importante cambiar el encuadre, los marcos sobre los que se construye la noticia al informar sobre temas de violencia contra las mujeres. “Es importante profesionalizar y capacitar a los profesionales en estos temas. En las universidades, pero también cuando ya están ejerciendo”, indica. Usa como ejemplo el caso de “Campo Algodonero”, en Ciudad de Juárez, que marcó precedentes a la hora de ver como no se debe cubrir la violencia machista, estableciendo -entre otras cosas- alertas ante la desaparición de mujeres y eliminando prejuicios en torno a las víctimas, que desde la prensa suelen repetirse sin pensar en sus consecuencias, reafirmando estereotipos y llegando incluso a entorpecer investigaciones.

La necesidad de una ley de medios, que regule el funcionamiento de los medios de comunicación también se vincula con el sexismo. “Cómo elevamos los estándares y fiscalizamos los contenidos es una parte, otra se acerca a la situación mexicana, donde se habla de la propiedad de los medios de comunicación, donde más mujeres sean propietarias de los medios, pues eso también tendría repercusiones en la forma en que se hacen las cobertura”, sostiene.

Sobre los mecanismos existentes de fiscalización, especialmente CNTV, Mónica observa cierta resistencia a añadir enfoque de género a las resoluciones, aunque gran parte de las denuncias que reciben al año respondan a la misoginia que se exhibe en televisión. Para ella es fundamental que la ciudadanía se mantenga atenta a los medios de comunicación, generando opiniones críticas que permitan transformar la forma en que los medios transmiten la información.

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